miércoles, 31 de marzo de 2010

Boletín Internacional Informativo - PRO

Marzo 2010
La hora del ajuste

         Grecia, España, Inglaterra e Irlanda han anunciado severos ajustes presupuestarios para reducir sus voluminosos déficits públicos que superan el 10% del PBI. El programa de salud del Presidente Obama (recién aprobado en el congreso) tiende a disminuir el déficit norteamericano para la próxima década.
           Francia y Alemania están haciendo sus propios esfuerzos en el mismo sentido.
         Nadie espera que estos “ajustes” se produzcan drásticamente y pretenden combinarlos con políticas crediticias de fomento de la actividad y el empleo privado.
          Es así como intervención estatal y políticas de libre mercado operan al unísono para evitar la recesión y la inflación como mecanismos de “ajuste negativo” que podrían agravar la crisis iniciada en el 2008.
         Las restricciones al crédito doméstico en India, Rusia, China y Brasil, y las mayores regulaciones financieras tendientes a evitar las inversiones “golondrinas”, la especulación y la fuga de capitales, preservaron a estas economías de los excesos producidos en las economías centrales. Por otro lado, la maduración de sus dirigencias las ha hecho reaccionar con decisión y realismo, administrando sus recursos en forma direccionada hacia las actividades más dinámicas. Los capitales renuentes a invertir en Europa y USA, han migrado hacia estos mercados emergentes que le garantizan buenos rendimientos y bajo riesgo político.
         Este nuevo escenario, más equilibrado y con mercados de millones de seres humanos en expansión, son un desafío y una oportunidad  para terceros países que no tienen el volumen para constituirse en referencias centrales, pero que pueden sumarse al pelotón de vanguardia. Es así como Chile, Perú, Uruguay, El Salvador, Costa Rica, Israel, Sudáfrica, Singapur, Australia, Corea del Sur, Vietnam, Taiwán  y otros pueden alcanzar índices de crecimiento extraordinarios. Estos países han sabido maximizar sus vinculaciones asociativas regionales y sus acuerdos de libre comercio que sabiamente no fueron alterados por la crisis y mantuvieron abiertas sus preferencias pese al fracaso de la Ronda Doha Global.
         En lo regional, Brasil ha reafirmado su posicionamiento internacional fortaleciendo sus vínculos con China, Francia, Europa e India, continuando su política de liderazgo sudamericano.
         El esquema de políticas monetarias y fiscales bien administradas y políticas crediticias de fomento han probado su eficiencia para enfrentar la crisis.
          Chile se reconstruirá durante la presidencia Piñera y Uruguay seguirá creciendo con Pepe Mujica gobernando para todos los uruguayos.
         El Perú de Alan García, pese al bajo índice de apoyo popular (calco de lo ocurrido con su predecesor, Alejandro Toledo), sigue cimentando un Perú creíble y próspero. Una vez que se derrota al populismo, las políticas correctas vencen al tiempo y las conducciones personalistas. Hasta los presidentes más populares de la región (Bachelet y Lula) pueden ser sucedidos por dirigentes de signo ideológico contrario.
         El “ajuste” aparece entonces como la adecuación de instrumentos y recursos, materiales y humanos, para alcanzar los objetivos que sirvan al bien común más allá de los beneficios de corto plazo que sirvan a intereses particulares e individuales.
          Demonizar” el término es paralizar la capacidad del Estado de desarrollar los instrumentos más aptos para cada momento.
         Los dirigentes más irresponsables son aquellos que utilizan el estado como un botín personal. Primero, sacrifican el destino de la comunidad toda para alimentar las arcas estatales y, una vez que las vacían, se despreocupan del destino de sus propias estructuras para legarlas al sucesor dejándolo inerme e incapaz de reaccionar ante las demandas insatisfechas.
         En ese punto, no hay “ajuste que valga”. Un país con déficit público, sin crédito, con fuga de capitales e inflación descontrolada no tiene esquema de salida posible.
         Por eso, Argentina no puede esperar 2 años. Es la obligación del gobierno y la oposición encontrar los puntos de acuerdo que nos permitan aprovechar las extraordinarias posibilidades que nos depara el ahora. Después, será demasiado tarde.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO