viernes, 28 de diciembre de 2012

El fin del mundo no llegó ¡Feliz año nuevo!






Secretaría de Relaciones Internacionales



28 de diciembre de 2012

           
       
         El 2012 confirmó la tendencia marcada durante la primera década del siglo.
         Ni el capitalismo ni el comunismo son lo que fueron durante todo el siglo XX.
         Del lado comunista – China –, se estimula el lucro privado y la economía de mercado. Perspectiva de crecimiento de 7,5% para el 2013.
         Del lado capitalista – EE.UU y Europa – se vive intensa crisis presupuestaria y aumentos de impuestos que limitan consumos y llevan a una predicción de crecimiento del 1% para el 2013.
         En EE.UU., Obama deberá conducir un gobierno bi-partidista para enfrentar el “abismo presupuestario”.
         En Europa, salvo la canciller Merkel en Alemania, todos los gobiernos principales – Inglaterra, Francia, España e Italia – están atravesando una profunda crisis con baja credibilidad.
         En América Latina, se consolida el eje conductor Méjico – Brasil con problemas específicos: en Méjico la lucha contra el narco tráfico; en Brasil, el peligro recesivo.
         En toda la región – con excepción de Venezuela – todo indica que no hay crisis políticas en el corto plazo.
         En Argentina, la presidenta CFK perdió 30% de apoyo durante el año 2012 y no puede repetir esa performance en el 2013. Ella decide.

          Globalmente, continúa una situación de paz inédita en la historia del mundo. El mejor vaticinio para el 2013 !!

         Salvo crisis muy localizadas – Siria, Mali, Sudán, Palestina, Irán, Corea del Norte – Hay una estable situación de falta de conflictos bilaterales, regionales o globales.
         La alarmante amenaza del terrorismo internacional que parecía una “nueva hipótesis de conflicto” entre países y agrupaciones extremistas sin territorio nacional propio pero alta capacidad de generar daño, no parece haberse consolidado, Por el contrario, ni Al-queda ni otras organizaciones similares han podido siquiera producir acciones “propagandísticas” espectaculares. La “Primavera Árabe” muestra una tendencia hacia la “islamización moderada”.
         Se agudizan los problemas medioambientales por los fracasos tanto en Río como en Doha para alcanzar un acuerdo que confirme los objetivos planteados en Kioto. Los intentos de la Unión Europea – el actor e impulsor más activo – no alcanza para sumar a las dos potencias centrales – USA y China.
         El crecimiento del consumo y la aparición de una sólida clase media global estimulan el consumo de energías contaminantes y los programas de sustitución no llegan al 20% en la próxima década.

         El equivalente a las guerras del siglo XX es, en el siglo XXI, el “calentamiento global” y sus ya previsibles y cuantificables daños inmediatos y mediatos.

           La multiplicación de los desastres naturales en los cinco continentes y su alto costo en víctimas y recursos naturales deberá hacer reflexionar a los dirigentes chinos y norteamericanos para conciliar desarrollo, rentabilidad y preservación del medio ambiente. Con ellos en el barco, todos los demás se subirán inmediatamente.
         Sigue siendo incontrolable el desproporcionado poder de las compañías financieras así como sus márgenes de rentabilidad. El recibir apoyos públicos irrestrictos frente a las crisis que el mismo sector genera al costo de una presión insoportable sobre el consumo, la producción y el trabajo, son un círculo vicioso que atenta contra la recuperación de la crisis 2008-2012 que no parece vaya a disminuir durante el 2013.
         Los Mayas fueron tan malos en la predicción del futuro como en evitar su propia desaparición de la mano de sus “hermanos” Aztecas y un puñado de aventureros españoles.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO

martes, 11 de diciembre de 2012

Ojos en la nuca



            En los últimos 20 años, terminada la Guerra Fría, 2 revoluciones se consagraron en el mundo: la de género – con la plena incorporación de las mujeres al mundo del trabajo y la conducción social, política y económica- y la de las comunicaciones - generando mecanismos de interacción que dotaron al individuo de una enorme autonomía para aprender y movilizarse al margen de los mecanismos institucionales organizados por el Estado o los grandes medios-.
            El Comunismo se hizo capitalista y el Capitalismo se socializó para enfrentar las demandas insatisfechas de 2/3 partes de la humanidad que no aceptaban la condena a la pobreza y al subdesarrollo sin importarles el “argumento ideológico” que los provocara.
            El pasado siguió siendo importante pero dejó de ser determinante del presente y mucho menos del futuro – Las reivindicaciones – como deudas no cumplidas – pasaron a ser aspiraciones – deseos posibles y realizables.
            Los países – al margen de su tamaño o ubicación geográfica – comenzaron a competir mostrando sus habilidades para generar riqueza e intercambiarla con otros. Se organizaron regionalmente pero no para encerrarse o guerrear sino para practicar una “escala de producción” que mejorase sus posibilidades de llegada a los más distantes.
            Claro que todos no reaccionamos por igual. Pese a estas “nuevas reglas” universales, algunos no pudieron cruzar el umbral de la modernidad y otros, pese a ser beneficiarios directos del nuevo “environment”, eligieron banderas reaccionarias teñidas de “épicas populares”. Venezuela o Irán son dos ejemplos de esta última actitud.
            Es fácil identificar aquellos países que mejor han utilizado sus energías al servicio de sus pueblos verificando resultados y perspectivas futuras.
            Argentina sigue siendo un caso curioso. Las 2 revoluciones contemporáneas – género y comunicaciones – se instalaron al nivel más alto – Presidenta mujer y mayor consumo de telefonía celular per cápita del mundo.
            Lo mismo ocurre con el “regionalismo competitivo”: el elegir a Brasil como nuestro socio estratégico – 6ª economía del mundo – y crear un mercado de 250 millones de habitantes en el Cono Sur  de América, nos posicionamos como actores planetarios de primera línea.
            Si a eso le sumamos nuestra relación con China – 2ª superpotencia mundial – y nuestro vínculo con la Antártida – con el Ártico se constituyen en máximos “reservorios de valor” del mundo -, nosotros deberíamos estar en la primera fila de las naciones que mejor  protagonizamos y proyectamos nuestro rol en el siglo XXI.
            Y, sin embargo, no es así. ¿Por qué la inflación, el virtual nuevo “default técnico”, el congelamiento de la integración y la orgullosa pretensión de hacer girar las agujas del reloj a formas del lenguaje y la retórica de más de 40 años de antigüedad?
            Nadie puede estar legítimamente a la izquierda del Partido Comunista Chino ni a la derecha del Partido Social – Cristiano alemán.
            ¿Dónde está “La Cámpora” en este escenario? ¿Por qué no tenemos un programa posible para salir de la inflación y el default de aquí al año 2015?            ¿Por qué no normalizar los partidos políticos siguiendo la Constitución y las leyes que los regulan?
            Cuando no se puede contestar a preguntas obvias o cumplir objetivos realizables es que algo huele muy mal y debemos reaccionar sin dilación alguna.
            La inmensa mayoría de los argentinos no quiere aventuras reeleccionistas ni quiebres institucionales. El “todo o nada” preanuncia que uno de los dos ocurrirá. Ambas las hemos protagonizado en el pasado y así nos fue.
            Si, en cambio, miramos hacia nuestro continente inmediato – Chile, Uruguay y Brasil – y hacia dentro de nosotros mismos, encontraremos fácilmente las claves para salir de este atolladero.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO